El vermut gusta, el vermut aficiona. Por eso son tantas las personas que buscan nuevos
Vermut, según la RAE
Desde el punto de vista de la etimología, la acepción que se encuentra en el diccionario de la RAE es “vermú”. Viene del alemán wermut, que significa ajenjo, una de las principales hierbas con las que se macera el vino para hacer el vermut y con la que se consigue ese toque amargo tan propio.
Vermut o bien vermouth son las adaptaciones francesas al término alemán más solo la primera es correcta en español. Las palabras vermú y vermut son alternativas en español a la voz francesa vermouth o vermout, por lo que se recomienda evitar los extranjerismos. En los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «Unión juega a la hora del vermouth», «Todas las variedades de vermouth son bienvenidas» o «También son protagonistas los buenos vinos, los vermouts y los aperitivos».
Necesario tomar e consideración la postura del Diccionario panhispánico de dudas que respalda que las voces vermú y vermut son las adaptaciones gráficas de la voz francesa vermouth (o vermout). Por su parte, el Diccionario de la lengua española recoge vermú con el significado de ‘licor compuesto de vino, ajenjo y otras sustancias amargas y tónicas, que se toma como aperitivo’. Se trata de una palabra aguda terminada en vocal, por lo tanto, se escribe con tilde en la sílaba tónica.
De acuerdo con el Diccionario argentino de dudas idiomáticas, los plurales correspondientes a las voces vermú y vermut son vermús y vermuts, respectivamente. Se recuerda que, si se opta por emplear uno de los extranjerismos vermout o vermouth, lo adecuado es escribirlo con letra cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas. Así que a tomar nota.
Orígenes del vermouth
Para conocer sus orígenes hay que bucear a la antigua Grecia. Al parecer su creador fue Hipócrates, quien puso a macerar vino con plantas aromáticas- ajenjo y díctamo- obteniendo el vino que en la Edad Media se llamó hipocrático. A lo largo de los años se fueron añadiendo otros productos como almendras, canela y miel que le han añadido personalidad. En la antigüedad, ya los farmacéuticos aromatizaban los vinos triturando hierbas y plantas en el mortero. Ese arte de potenciar los vinos sobrevivió gracias a monjes, doctores y alquimistas.
Mezclas como esta se han llamado vino de hierbas o Hipócrates desde la Edad Media. Se consumió y popularizó de manera bastante continua durante siglos, y hasta el siglo XIX no fue posible exponerlo de una manera más industrializada.
Recordamos que, aunque el vermut y el vino caliente existen desde la época del Imperio Romano, el origen del vermut moderno tal como lo conocemos hoy proviene de la tienda de vinos de Antonio Benedetto en Turín, Italia, en 1786. En España tendremos que esperar más para registrar las primeras marcas de vermut españolas: Perucchi en 1874 e Yzaguirre en 1884. La fórmula de esta bebida a base de vino consta de casi 100 ingredientes, principalmente la esencia de la familia artemisa y otros sabores similares. El vermut se suele tomar como aperitivo y algunas horas antes de la cena. Compartir y charlar con amigos es una ocasión perfecta. Además, el vermut es una de las adiciones importantes a la coctelería. Gran aliado, por ejemplo, para que podamos disfrutar de un Negroni, que es un cóctel clásico y delicioso.
Su metamorfosis hacia un concepto más moderno llegó desde Milán, en 1786, de la mano Antonio y Beneditto Carpano. La base era un vino moscatel, azúcar, alcohol, caramelo y diversas sustancias aromáticas, hierbas, hojas y especias para personalizar el sabor. Más tarde, los hermanos Luigi y Guiseppe Cora (1838) consiguieron darle un carácter industrial y fue entonces cuando empezaron a aparecer otras marcas famosas en Italia como el Gancia (1850), Ballor (1856), Cinzano (1860) y el Martini (1863). En Francia, el Vermut por excelencia es Noilly Prat (1843) y, en España, llegó por primera vez en 1884 gracias a Henrique Yzaguirre.
Y así fue como esta exitosa bebida creó jurisprudencia horaria. Pocos o ningún otro licor tiene una hora tan explícita como ésta. ¿A quien se le olvida la hora del vermouth? Un ritual del que pocos se escapan porque como ya es sabido los domingos sin vermut dejan de serlo.
El domingo inspira descanso, sosiego, familia, amigos… y también vermut. Es verdad que en ciertas regiones ha quedado relegado como una bebida “de segunda” frente al vino o la cerveza, sin embargo, el vermut ha sido una bebida muy valorada a la hora del aperitivo y no ha sucumbido a las modas.
¿Qué es un vermut?
Esencialmente, el vermut es un vino impregnado de hierbas y especias. La tradición del vermut es principalmente europea, siendo los más famosos, el vermut rojo o italiana y el vermut blanco o francés. Pero su historia se remonta a lugares más lejanos, según la forma en que la gente quiera estudiar en profundidad diferentes teorías y leyendas, incluso podemos remontarnos a la antigua Grecia. Se dice que allí, el famoso Hipócrates creó el primer vermut de la historia, sumergiendo las flores de ajenjo en el vino.
Ingredientes del vermú
El vermut es un tipo de licor, compuesto principalmente por vino blanco y otros tónicos amargos, que suele tomarse como preludio de una comida o como aperitivo. No cabe duda de que es uno de los reyes del aperitivo y que su consumo se ha convertido en toda una tradición. Estos nombres se derivan de la palabra alemana wermut, y su significado exacto es “ajenjo”. Obviamente, este es el origen del famoso condimento en Europa. Es el condimento más antiguo, ya que data del siglo I a.c. Es un vino impregnado de hierbas “inventado” por el antiguo médico y filósofo Hipócrates, ampliamente llamado “vino de Hipócrates” en la Edad Media. En concreto, el ingrediente clave que define el vermut es el ajenjo, o más precisamente, una de las variedades de la planta artemisa. De hecho, el nombre de esta bebida a base de vino proviene del término alemán wermut, que es el nombre común de la variedad, como mencionábamos anteriormente.
Los ingredientes básicos de todo vermut son una mezcla de vino, agua, alcohol, productos botánicos y (opcionalmente) azúcar de caramelo, que puede cambiar su color. A partir de aquí, las combinaciones son casi ilimitadas. No cabe duda de que el éxito del vermut de alta calidad reside en su fórmula, cada fabricante lo guarda en secreto como un secreto poco conocido, y señala la mezcla de diferentes plantas, flores, frutos, especias y raíces que intervienen en su elaboración en distintas proporciones.
Los dos tipos de vermouth principales:
Vermut rojo y vermut blanco
Sin embargo, las bebidas no siempre son las mismas. Encontramos dos tipos principales, el vermut rojo y el vermut blanco, siendo el primero el más común. El proceso de producción varía de un fabricante a otro, pero generalmente comienza con vino blanco bajo en alcohol, a veces envejeciendo, dependiendo de la variedad, agregando caramelo e infundiendo con color y una pequeña cantidad de azúcar. La idea es hacerlo más dulce. Después de completar estos primeros pasos, los resultados se mezclan con varias hierbas y botánicos, llegando a decenas de ellos. Al igual que el resto del proceso, estos también pueden variar de una marca a otra. Después de todo, ellos son los encargados de distinguir y de elegir el gusto que desean darle a su vermut. Tras la maceración y tras otros procesos (como el filtrado y el reposado en barrica), se procede ya embotellar el vermut.
La popularidad del Vermut en nuestros días
El vermut sigue siendo popular. En los últimos años, esta bebida ha recuperado su antiguo papel como eje vertebrador de las reuniones sociales, actualmente el consumo del vermut no solo ha aumentado, sino que la marca también se encuentra en constante desarrollo e innovación. Entre los amantes del vino ha crecido el interés por las antiguas tradiciones del aperitivo, pero también ha comenzado a generar tendencia entre las nuevas generaciones.
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